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“Wil. Mochilero Latino. Viajero sin remedio explorando cada esquina del Mundo”.

Me crié corriendo descalzo por cafetales, platanales y fincas. Un pueblo pequeño, sin semáforos, sin fast-foods y sin grandes tiendas. Un municipio desconocido, incluso para muchos de mis compatriotas, llamado Florida. De pequeño siempre pensé que ese era mi pedazo de paraíso. Luego al ese joven estudiante llegar a la jungla de cemento llamada San Juan, empecé a escuchar muy a menudo:

“¿Eres de la isla?”

Esa pregunta que muchas veces se da en tono curioso, pero en otras en tono cínico, como dejándote saber que hay un escalón entre la ciudad y el campo y tú estás abajo. Aquellos que venimos de las montañas tendemos a tener un acento mucho más marcado. Nuestras L son LLL. Recuerdo haber utilizado palabras que para mí eran normales y ver la cara de los “ultra-civilizados” desfigurarse al no entender el término que nunca “habían escuchado”.

La jungla de cemento corre a prisa, hay competencia por doquier. He visto como muchos que vienen del campo se disuelven en la superficialidad y vida ajetreada que muchas veces nos dictan las grandes urbes. Ese materialismo que les hace creer a muchos que por cada centavo adicional en su bolsillo son más personas.

Una de las mayores satisfacciones en la vida es amar de dónde vienes y quién eres. Decir con orgullo de dónde saliste, cuánto no tuviste y tener claro a dónde vas. Que los orígenes humildes no son causa para vergüenza, sino que son ese estandarte que te recuerda que no importa cuánto tengas o dejes de tener, eres quién eres.

¿Quién soy?

Lo he ido descubriendo en el camino de la vida, pero algo tengo claro, no cambiaría las corridas descalzo por los cafetales, en platanales y fincas por nada. Allí de dónde vengo se respira paz, resistencia y esperanza. Allí en ese pequeño pueblo aún desconocido para muchos hay un pedazo de mi corazón. Esas enseñanzas de ese pueblito desconocido viajan conmigo a cada esquina del Mundo.

Por eso tenemos que aprender que aunque para muchos ese algo sea insignificante, eso marcó tu vida, ese ERES TÚ. Ámalo. Vívelo. Valóralo.